Película del mes: Beginners

Hay una serie de películas que saben capturar la humanidad en toda su dimensión, con sus caras y sus sombras. Y sobre todo desde una mirada "indie", tan poco comercial como para no perderse en derroteros manidos, pero con una intención lo suficientemente rentable como para no perpetrar largometrajes que inviten al sueño. Son películas que hablan de la vida sin dejar de lado la esperanza y que saben aunar guión, actores, fotografía y banda sonora para generar iconos pop de cine. Entre ellas, está Beginners.
 
Lo mejor: La naturalidad con la que se representa la belleza de la imperfección humana.
Lo peor: Que no hayas ido aún a verla.

Sin desvelar ningún hecho clave, el punto de partida de la espléndida Beginners es el de un padre (Christopher Plummer) que tras confesarle a su hijo (Ewan McGregor) que es gay, se lanza a vivir la vida durante el tiempo que le queda y que, de una forma u otra, le insufla al protagonista el aire necesario para poder respirar, vivir y amar (a la francesa Mélanie Laurent). Beginners es una película profundamente humana y ahí radica su belleza. Nos enseña tanto las dificultades del amor que ha de esconderse, como las diatribas de calado más existencial que hunden, como barcos a la deriva, a los amantes del siglo XXI. Habla del valor necesario para vivir e intentar ser feliz por encima de todo, sabiendo que la soledad aguarda a los que se van rindiendo. Su guión, dotado de una gran sensibilidad va acorde con la dirección del metraje, sin duda debido a que ambos le corresponden a un mismo autor, el director de la cinta Mike Mills, quien se inspiró en su propia vida para crear esta deliciosa historia.

De alguna forma el film nos espeta que todos somos principiantes cuando se trata de vivir, da igual la edad que tengamos, tenemos que enfrentarnos a un nuevo reto, y amar no es el más fácil. La película contrapone las barreras sociales del amor, frente a las que hoy en día nos ponemos a nosotros mismos. A la vez que habla de diferentes tipos de amor: algunos marchitos, cansados, silenciosos que culminan en la locura de vivir una representación teatral, hasta aquellos que nos salvan la vida y que no obstante, parecemos obcecados en destruir porque no sabemos ni quiénes somos. Al personaje de Mcgregor le falta pues, el valor que a Plummer, soberbio en su papel, le sobra. Lo cierto es que todo está narrado con una sorprendente sensibilidad y naturalidad, enlazando cada parte del film en una estructura cambiante y retrospectiva que funciona con gran dinamismo. La película también goza de un ritmo agridulce que mejora a cada secuencia, animado con una música sutil que va calando en el espectador. Todos los actores hacen un trabajo especial y personal, y salen espléndidos en pantalla, pues Beginners es una historia que se te queda en la retina dibujada con sabor a caramelo y regaliz negro. Y, seas o no amante de los Jack Russell, querrás llevarte a Arthur a casa.

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