Película del mes: Thor. El mundo oscuro.

Cuatro Bodas y un Funeral institucionalizó como inevitable recurso cómico a ese grupo de secundarios de lujo que elevaban el tono del film y aportaban solidez a las historias normalmente protagonizadas por personajes mucho menos interesantes a la larga (Notting Hill, por ejemplo). Desde entonces se ha venido repitiendo esta fórmula con más o menos acierto y no sólo en films cómicos, si bien siempre como recurso para aliviar presión. Existen infinidad de películas de acción que recurren al humor para tomarse un poco menos en serio, pero no hay tantas donde se utilice a ese grupo de secundarios ideado para sobrellevar, como ocurre en el caso de Thor, la sosería innata de su protagonista. Y es que, si esta película funciona, se debe principalmente a todo aquello que no es Thor; y sobre todo al grupo de secundarios (Dennings, Skarsgard) encabezados por Loki, la auténtica estrella incluso cuando sólo aparece en el 40% del metraje.

La segunda razón es que en esta Saga de dioses nórdicos han sabido perfeccionar el balance entre carga mitológica y escenarios de fantasía con el contacto terrestre. Y para deleite del espectador (que ya se ha sentado en la butaca precedido por el tráiler de La Desolación de Smaug) Asgard tiene en esta segunda parte más protagonismo, añadiendo y dando forma a otros mundos y alejándose de la manida confrontación para salvar a la humanidad. Y es que la gran ventaja de Thor como parte del universo Marvel (a pesar de haberse perpetrado como hermana pequeña de Iron Man o Capitán América) es que no necesita recurrir a escenarios que ya pertenecen a Los Vengadores y puede escapar a esos otros ocho reinos que le quedan para expandir su historia dinamizando el conjunto.
No se echa de menos la mano de Keneth Branagh, aunque obviamente se recogen sus frutos muy a pesar de que la majestuosidad retenida sí haya perdido algo de la base shakesperiana que envolvía el film previo. Aún ahondando en las relaciones familires, esta vez el argumento camina un paso más lejos en el proceso de autodescubrimiento de Thor y su martillo, siguiendo la línea de los supehéroes en este siglo XXI que les aclama. Natalie Portman mantiene su reto de presentarse como heroína (que no acompañante) y endulza la mirada del héroe donde Tom Hiddleston pone la pimienta. A la postre, con apariciones estelares y villanos élficos para terminar de redondear el espectáculo, el Mundo Oscuro complace al neófito y enardece al fan. Habrá tercera parte.
Y escena post-créditos.

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