Película Oculta: Breaking and entering
Breaking and Entering, que es como se define en
inglés el delito de introducirse ilegalmente en una propiedad privada, se basa
en un guión de Anthony Minghella que estuvo diez años cogiendo polvo hasta que
él mismo acabó por dirigirla. Sería su último film, puesto que desgraciadamente
falleció antes de tener tiempo para continuar su interesantísima carrera.
Minghella relató siempre las relaciones humanas como lazos que unimos nosotros
mismos, enredándonos en ellos y colgándonos sobre el vacío durante el tiempo
necesario para aniquilar nuestras pasiones voraces. Cold Mountain o su título
más conocido, El Paciente Inglés, son viva prueba de ello. Con este film, el
director regresa a ambientes más contemporáneos como ya hiciera en sus
comienzos con Truly Madly Deeply.
Planteando la dicotomía de dos mundos bipolares, uno
de diseño, amable y dibujado para asistir las necesidades estéticas y la
comodidad de sus habitantes; otro la viva imagen del Londres urbano, de barrios
de cemento para familias de baja renta; el film reconstruye un retrato social
de las inseguridades modernas. La historia de un arquitecto y una modista,
cuyas líneas se cruzan debido a un robo; son las dos puntas de aguja de un
tejido del que emergen una mujer
depresiva y un hijo conflictivo. Todos confluyen presos en la lucha interna que
se produce entre lo que se desea y lo que se posee. En ese tránsito, las personas
que se quieren van alejándose irremediablemente los unos de los otros.
Minguella contrapone dos universos de necesidades
distintas: mientras hay quien se conforma con ser razonablemente feliz, frase cáustica de la contemporaneidad;
otros lo hacen tocando un piano sin teclas olvidando que lo necesario es
"poner el alma y la cabeza" en las vidas originales. En la fría
sociedad actual donde se maquillan y embellecen los edificios dispares para
ocultar la veracidad interna de las personas conviven dos realidades. La de una
madre (Juliet Binoche) devota en el amor hacia su hijo y empequeñecida por la
ausencia, la soledad y el desarraigo del contexto inmigrante de quienes
abandona su hogar en tremendas circunstancias y sobreviven en la realidad
inglesa descuartizados por dos identidades y las salidas fáciles de finales
difíciles que éstas conllevan. Y la de un hombre (Jude Law) incapaz de subsanar
las heridas de un matrimonio cuya brecha de separación se va haciendo más y más
grande, pendiendo en un silencio sentimental que no le permite alcanzar a una
mujer (Robin Wright) perdida en el vacío depresivo de la inquietud interna.
Minguella, en un cruce de palabras siempre cargado
de significado, compone una realidad fracturada y expone los andamios de su
proceso de reconstrucción. De nuevo evoca el amor como el impulso destructivo y
sanador a un mismo tiempo y refleja las angustias (moderadas pero presentes) en
el mundo actual, donde la escala de grises que refleja física y contextualmente
la película representa la variedad del drama cotidiano por encima del
catastrofismo dramático de otros de sus trabajos. Es este un film poco conocido
pero extremadamente recomendable, sobre todo si se degusta junto a Closer, ese
otro retrato íntimo de Mike Nichols.
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